Ahora vamos a ver los meniscos de la articulación de la rodilla.
La palabra menisco proviene del vocablo griego “meniskos”, que significa “media luna” y los meniscos tienen forma de media luna.
Son almohadillas de fibrocartílago que se encuentran en la cara superior de la tibia, concretamente encima de cada cóndilo tibial y forman una superficie cóncava para que descansen los extremos redondeados del hueso del fémur, los cóndilos femorales.
Por tanto, cada rodilla tiene dos meniscos, el menisco medial, situado en el interior de la rodilla y el menisco latera situado en la parte externa de la rodilla.
Veis que no son iguales, el menisco medial es más grande y tiene forma de C, mientras que el menisco lateral tiene forma de O.
Como regla mnemotécnica es sencillo recordar la palabra CITROEN.
Tienen varias funciones que son muy importantes para la correcta actividad de la rodilla.
Aumentan la superficie de apoyo del fémur y así el peso no cae en un solo punto, si no que las presiones se distribuyen por toda la superficie.
Sería como poner una esfera sobre un plano, la esfera solo contacta con el plano en el punto de tangencia. El área de contacto entre las 2 superficies es mínima y todo el peso de la esfera recae en un solo punto. Se dice que son superficies incongruentes.
Pero, si quisiéramos aumentar la superficie de contacto entre la esfera y el plano, solo tendríamos que interponer un anillo que represente el volumen comprendido entre el plano, la esfera y este cilindro tangente a la esfera. Veis que este anillo tiene la misma forma que un menisco, triangular cuando se secciona.
De esta forma, el cóndilo tiene más superficie de contacto y es capaz de redistribuir el peso.
Otra función de los meniscos derivada de su forma, es que aumentan la concavidad de las glenoides tibiales. Eso hace que se adapten mejor al cóndilo del fémur y de esta manera aumentan la estabilidad de la articulación femorotibial.
También, por supuesto, son amortiguadores ya que son más elásticos que el cartílago articular y por tanto absorben los golpes.
Los meniscos no están libres entre las dos superficies articulares del fémur y la tibia. Están parcialmente sujetos en varios puntos.
Su cara periférica se une a la cápsula de la rodilla.
Cada cuerno se fija en la meseta tibial, estos son los cuernos anteriores y estos los cuernos posteriores.
Y luego hay toda una serie de ligamentos y tendones a los que también están unidos.
Pero, al margen de esos puntos de agarre, los meniscos son móviles y se desplazan al ponerse la rodilla en movimiento.
Los meniscos acompañan a los cóndilos en su desplazamiento, acordaros del video anterior de la rodilla. Por tanto, retroceden en flexión de rodilla y avanzan en la extensión de la rodilla
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