El músculo platisma es un músculo cutáneo del cuello, ubicado en el plano más superficial de la región anterolateral. Es delgado, ancho y con una forma similar a una lámina que recubre la parte anterolateral del cuello y se extiende hasta la cara.
La palabra platisma proviene del griego antiguo πλάτυσμα (plátysma), que significa “lámina plana” u “objeto plano”.
El músculo platisma, ubicado en la región anterior del cuello, es importante para la expresión facial y la tensión del cuello. Su fortalecimiento y estiramiento pueden mejorar la apariencia del cuello, aliviar tensiones y prevenir molestias musculares.
El músculo platisma, ubicado en la región anterolateral del cuello, desempeña un papel crucial en la dinámica facial y cervical, influyendo tanto en la estética como en funciones neuromusculares. Su evaluación clínica es fundamental en el diagnóstico de alteraciones relacionadas con el envejecimiento, trastornos posturales y patologías neoplásicas. Este informe integra evidencia multinacional para delinear su relevancia clínica y las metodologías diagnósticas avanzadas.
El platisma es el principal responsable de la formación de bandas verticales cervicales, un signo temprano de envejecimiento caracterizado por la pérdida de definición del contorno mandibular y la aparición de surcos cutáneos. Estudios prospectivos demuestran que el 68% de los pacientes mayores de 40 años presentan algún grado de prominencia platismal (PP), asociada a la pérdida de elasticidad dermal y la hiperactividad muscular1. La PP no solo afecta la estética, sino que se correlaciona con alteraciones en la calidad de vida, incluyendo ansiedad social y disminución de la autoestima (p < 0.001)1.
El platisma actúa como marcador anatómico clave en la evaluación de masas cervicales. Su posición superficial lo convierte en una referencia para diferenciar lesiones benignas de malignas:
Como músculo mimético inervado por el ramo cervical del nervio facial, su disfunción puede manifestarse como:
Dos sistemas validados permiten cuantificar la PP:
Protocolo estandarizado para evaluación platismal4:
Estudios comparativos demuestran que el ultrasonido supera a la TC en la detección de metástasis ganglionares (sensibilidad 92% vs 83%), particularmente en nódulos <1 cm2.
Técnica para cuantificar la actividad neuromuscular:
La EMG guiada por ultrasonido permite correlacionar actividad eléctrica con cambios estructurales, identificando zonas de denervación-reinervación en parálisis faciales3.
En oncología cervicofacial, la captación de 18F-FDG en el platisma tiene valor predictivo:
Protocolo multidisciplinario:
Aunque el ultrasonido ofrece ventajas en resolución de tejidos blandos, su dependencia del operador limita la estandarización (κ interobservador = 0.65)4. Nuevos desarrollos en IA para análisis automatizado de imágenes prometen mejorar la cuantificación de parámetros como:
El platisma trasciende su rol estético, emergiendo como estructura clave en el diagnóstico de patologías oncológicas, neurológicas y degenerativas. La integración de escalas clínicas validadas con técnicas de imagen avanzadas (ultrasonido de 18 MHz, EMG dinámica) constituye el estándar actual para evaluación precisa. Protocolos que combinen parámetros cuantitativos de actividad muscular con perfiles metabólicos permiten abordajes personalizados, optimizando resultados terapéuticos en cirugía reconstructiva y tratamientos antienvejecimiento.
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