El músculo largo del cuello, también conocido como el “longus colli”, es un músculo prevertebral ubicado en el cuello que juega un papel importante en la flexión y estabilización de la columna cervical.
Longus significa largo y colli significa cuello, así que solo por el nombre ya sabemos algunas características de este músculo.
El músculo longus colli está situado en la superficie anterior de la columna vertebral, entre el atlas y la tercera vértebra torácica.
Es ancho en el medio, estrecho y puntiagudo en cada extremo, y consta de tres porciones, una oblicua superior, una oblicua inferior y una vertical.
Función:
La principal función del músculo largo del cuello es:
Inervación
El músculo está inervado por ramas de los nervios espinales cervicales, principalmente los nervios cervicales C2 a C6.
Estos ejercicios son ideales para mejorar la función del músculo largo del cuello, aliviar tensiones y prevenir molestias relacionadas con malas posturas o sobrecarga muscular.
El longus colli se extiende desde la región torácica hasta el atlas (C1), actuando como un estabilizador dinámico de la columna cervical anterior. Su función principal incluye la flexión cervical y el control de la lordosis fisiológica durante movimientos como la inclinación de la cabeza. En pacientes con hernias discales cervicales, se ha observado una reducción significativa en el grosor y la actividad electromiográfica de este músculo, lo que sugiere su papel en la prevención de cargas anormales sobre las estructuras neurales y discales6.
La atrofia o disfunción del longus colli se correlaciona con cuadros de dolor cervical inespecífico. Estudios ultrasonográficos demuestran que pacientes con protrusiones o extrusiones discales presentan un área transversal (CSA) y un grosor muscular (MT) significativamente menores comparados con controles asintomáticos6. Esta hipotrofia podría contribuir a la inestabilidad segmentaria, aumentando el riesgo de degeneración discal y compresión radicular.
La tendinitis calcificante aguda del longus colli es una entidad subdiagnosticada que simula cuadros graves como abscesos retrofaríngeos o meningitis. Se caracteriza por depósitos de hidroxiapatita en sus inserciones tendinosas, provocando edema prevertebral y síntomas como dolor cervical agudo, rigidez y odinofagia5. Su identificación temprana es crucial para evitar intervenciones innecesarias, como drenajes quirúrgicos o tratamientos antibióticos prolongados3.
La ultrasonografía (US) se ha posicionado como la herramienta preferida para evaluar el longus colli debido a su accesibilidad y ausencia de radiación. Protocolos estandarizados han demostrado una fiabilidad intraevaluador excelente (CCI >0.90) en mediciones del CSA y MT, siempre que se controle la presión del transductor (0.5–1 kg)4. Por ejemplo, un estudio coreano reportó errores estándar de medición (SEM) menores a 0.05 cm² al utilizar un transductor lineal de 5–12 MHz, asegurando una visualización óptima a profundidades de 3–4 cm1,4.
La TC es el estándar de oro para diagnosticar la tendinitis calcificante aguda, ya que detecta microcalcificaciones en el 95% de los casos, incluso en ausencia de clínica específica5.
La presencia de edema prevertebral en la TC, junto con calcificaciones lineales adyacentes a C1–C2, permite diferenciar esta condición de patologías infecciosas o neoplásicas5.
Aunque la RM tiene menor sensibilidad para detectar calcificaciones, su capacidad para visualizar edema y derrame en el espacio retrofaríngeo la hace útil en casos ambiguos. Sin embargo, su uso se reserva principalmente para descartar otras patologías, como abscesos o compromiso medular, donde la TC resulta insuficiente5.
La integración de protocolos ultrasonográficos estandarizados en la práctica clínica podría mejorar el manejo de pacientes con dolor cervical crónico, permitiendo intervenciones tempranas de fortalecimiento muscular. Además, la educación radiológica sobre la tendinitis del longus colli es esencial para reducir diagnósticos erróneos. Futuras investigaciones deberían explorar el impacto de la rehabilitación basada en biofeedback ultrasonográfico en la recuperación funcional de este músculo.
En conclusión, el longus colli es un componente crítico de la estabilidad cervical, y su evaluación mediante técnicas de imagen precisas es vital para abordar múltiples patologías. La combinación de ultrasonografía para la evaluación morfológica y TC para condiciones agudas representa el enfoque más robusto en la actualidad1,3,5,6.
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