Pues en este video vamos a hablar del músculo tibial posterior.
Se sitúa entre el flexor largo de los dedos y el flexor largo del primer dedo. Si lo vemos en un corte transversal veis que se encuentra en el compartimento posterior profundo de la parte inferior de la pierna.
El tibial posterior es un músculo alargado que se origina en la mitad superior de la cara posterior de la tibia, por debajo de la línea del sóleo. En la mitad superior de la cara posterior del peroné y también en la mitad superior de la parte posterior de la membrana interósea que une a la tibia y al peroné. Se continúa con un tendón que contornea por detrás al maléolo medial para alcanzar la planta del pie. En la zona de tránsito entre vientre muscular y tendón lo cruza por detrás el flexor largo de los dedos.
Veis que en su trayecto por la planta del pie el tendón del tibial posterior camina bajo la cabeza del astrágalo y del ligamento calcaneonavicular plantar y termina insertándose en el tubérculo del navicular, en las caras plantares de los huesos cuneiformes medial, intermedio y lateral, y en las caras plantares de las bases de los huesos metatarsianos del segundo al cuarto.
Vamos a ver su función.
En el tobillo participa débilmente en el movimiento de flexión plantar. A nivel del pie, actuando conjuntamente con el tibial anterior, interviene en el movimiento de inversión, que ya sabemos que significa supinación más aproximación.
Además, el músculo ejerce acciones estabilizadoras tanto en el tobillo como en el pie. En el tobillo, al insertarse en la tibia y en el peroné, al contraerse aproxima los maléolos confiriendo estabilidad a la articulación. En el pie, actuando conjuntamente con el tibial anterior y el peroneo largo, interviene en la redistribución de las cargas a lo largo del arco transversal.
Ahora vamos a ver su inervación:
El músculo tibial posterior está inervado por el nervio tibial o nervio poplíteo interno, que tiene sus raíces en L5, S1 y S2 y que es la rama de bifurcación interna del nervio ciático mayor.
Para casos específicos (como tendinitis), incluye masajes con pelota de tenis detrás del maleolo interno durante las elevaciones de talón6,7.
La principal función del músculo tibial posterior incluye la flexión plantar del tobillo, la inversión del pie y el soporte del arco longitudinal medial. Actúa como el principal estabilizador dinámico del arco longitudinal medial, lo que significa que su función muscular activa es crucial para mantener la estructura del pie durante la actividad. La repetición constante de su función de mantener el arco medial subraya su papel central en la prevención del pie plano adquirido en adultos. Durante la marcha, el músculo tibial posterior desempeña un papel esencial al controlar la pronación durante la fase de apoyo medio y al contribuir a la creación de una palanca rígida para la propulsión. Al contraerse, este músculo ayuda a bloquear las articulaciones del mediopié, facilitando un despegue eficiente. Además, contribuye a la estabilidad postural al resistir el balanceo lateral del cuerpo, especialmente al estar de pie sobre una sola pierna. 1,3,4.
La etiología de la DTTTP es multifactorial, incluyendo factores sistémicos como la hipertensión, la obesidad, el lupus, la gota, la artritis reumatoide, la diabetes, traumatismos previos y el uso de esteroides. La patogenia de la DTTTP se considera principalmente un proceso degenerativo del tendón (tendinosis) en lugar de inflamatorio (tendinitis) en la mayoría de los casos crónicos. La DTTTP se clasifica en diferentes estadios para guiar el tratamiento. Las manifestaciones clínicas de la DTTTP incluyen dolor medial en el tobillo y el pie, hinchazón, debilidad al invertir el pie, aplanamiento progresivo del arco del pie (pie plano adquirido), el signo de “demasiados dedos” y dificultad para elevar el talón. Si no se trata, la DTTTP puede llevar a complicaciones como artritis de las articulaciones del pie y el tobillo, inestabilidad y deformidades progresivas.1,3,6.
El examen físico comienza con la inspección para evaluar la presencia de deformidad del pie plano y el signo de “demasiados dedos”. La palpación del tendón a lo largo de su recorrido puede revelar dolor, hinchazón o crepitación. La evaluación de la fuerza muscular se realiza solicitando al paciente que realice inversión y flexión plantar resistida del pie. Las pruebas funcionales son cruciales.
El músculo tibial posterior es fundamental para mantener el arco del pie, la estabilidad de la marcha y prevenir la deformidad del pie plano adquirido. La combinación de pruebas clínicas (SLHR y palpación) con MRI ofrece la mayor precisión para diagnosticar DTTTP. El ultrasonido y las radiografías son útiles en contextos con recursos limitados, pero menos sensibles para detectar cambios tempranos. La elección de la modalidad de imagen debe basarse en la presentación clínica y la información específica que se busca.
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