Ahora vamos a ver el glúteo medio. Se localiza en la cara glútea externa del hueso ilíaco. Tiene forma de abanico y se encuentra entre el glúteo menor y el glúteo mayor.
Se origina en la región delimitada entre las líneas glúteas anterior y posterior mediante una inserción carnosa. Luego, sus fibras convergen en un fuerte tendón que se inserta en la cara externa del trocánter mayor.
Pues vamos a ver cómo trabaja.
En el glúteo medio se pueden diferenciar fibras anteriores, fibras medias y fibras posteriores ya que se pueden activar de forma selectiva según el escenario de fuerza en el que se encuentre la persona.
Si la pelvis es el punto fijo, en el plano frontal, todas sus fibras abducen la cadera de esta forma: Esta acción ayuda a estabilizar lateralmente la cadera, especialmente cuando andamos o corremos, ya que en la fase en la que solo apoyamos un pie, la fuerza de la gravedad en la cadera contralateral provocaría que la pelvis se cayera.
Por tanto, esta tensión que ejerce el glúteo medio junto con el glúteo menor, contribuye a la estabilización de la pelvis al caminar o al correr.
En el plano Sagital, la contracción de sus fibras anteriores provoca una flexión de la cadera. Mientras que la contracción de sus fibras posteriores provoca una extensión de la cadera.
En el plano transversal, la contracción de sus fibras anteriores provoca una rotación interna del fémur.
Sus fibras posteriores provocan una rotación externa.
Vamos a ver la rotación desde otro ángulo.
Cuando el fémur es el punto fijo, entonces el glúteo medio tira del ilion hacia abajo, lo que da como resultado una ligera inclinación pélvica ipsilateral, del mismo lado, y la consiguiente elevación de la pelvis en el lado opuesto. Esta acción es importante durante la marcha, ya que permite mover la pierna levantada del lado opuesto, hacia el siguiente paso.
Si vemos su inervación, observamos que de las fibras provenientes de las raíces de L4, L5 y S1 se forma este nervio que veis en color morado. Es el nervio glúteo superior que después de pasar por la escotadura ciática llega hasta el músculo glúteo medio para inervarlo.
Abducción de cadera tumbado de lado
Elevaciones laterales de pierna
Clamshells (Ejercicio de la almeja)
Hip Thrust con banda elástica
Sentadillas a una pierna
Plancha lateral con elevación de pierna
Peso muerto a una pierna
Estos ejercicios son ideales para fortalecer el glúteo medio, mejorar su funcionalidad, prevenir lesiones y optimizar el rendimiento físico en actividades cotidianas o deportivas. Puedes adaptarlos según tu nivel físico utilizando bandas elásticas o pesas para aumentar la dificultad.
El glúteo medio (gluteus medius) emerge como un componente fundamental en la biomecánica de la cadera y la pelvis, con implicaciones críticas en la estabilidad dinámica, la prevención de lesiones y la funcionalidad del miembro inferior. Su disfunción se asocia a patologías como tendinopatías, síndromes dolorosos trocantéricos y alteraciones posturales que comprometen la calidad de vida. Las investigaciones recientes destacan avances significativos en técnicas diagnósticas, desde pruebas clínicas específicas hasta modalidades de imagen avanzadas, que permiten identificar con precisión su afectación.
Estabilización pélvica durante la marcha y actividades funcionales
El glúteo medio actúa como principal estabilizador de la pelvis durante la fase de apoyo monopodal de la marcha, evitando el descenso del hemi-pelvis contralateral (fenómeno de Trendelenburg)1,7. Estudios biomecánicos demuestran que su activación isométrica genera hasta el 70% del torque necesario para mantener la alineación pélvica durante la carrera o el ascenso de escaleras7. La debilidad de este músculo altera los patrones de carga, aumentando el estrés sobre la articulación coxofemoral en un 40% según modelos computacionales5.
En casos clínicos documentados, pacientes con inhibición del glúteo medio presentan dificultad para mantenerse erguidos sobre una pierna, compensación excesiva del tensor de la fascia lata y dolor irradiado a la región lumbar por sobreuso de los erectores espinales1,7. Esta disfunción se correlaciona con un riesgo 3.2 veces mayor de desarrollar gonartrosis ipsilateral por mala alineación femoral5.
La tendinopatía del glúteo medio constituye el 85% de los casos de síndrome de dolor trocantérico mayor6. Los estudios histopatológicos revelan degeneración mucoide y angiofibroblástica en el tendón, con pérdida de la arquitectura colágena que predispone a microtraumas repetitivos6. Clínicamente, se manifiesta como:
La inflamación crónica del tendón puede extenderse a la bursa trocantérica adyacente, creando un ciclo de dolor persistente que limita la abducción activa hasta en 30°3,6. En series radiológicas, el 52% de los pacientes con tendinopatía glútea presentan bursitis asociada, aunque esta suele ser secundaria a la patología tendinosa primaria6.
La insuficiencia glútea media altera la cadena cinética descendente, provocando:
Estas alteraciones multiplican por 4.1 el riesgo de lesiones deportivas en atletas, particularmente en disciplinas que requieren cambios rápidos de dirección como fútbol o baloncesto5. En población geriátrica, la debilidad glútea se asocia a un 68% más de caídas anuales por inestabilidad pélvica8.
Test de Rotación Interna Resistida (RIR)
Desarrollado para detectar desgarros parciales del glúteo medio, presenta una sensibilidad del 92% y especificidad del 85% cuando se compara con hallazgos artroscópicos2. La técnica implica:
Estudios prospectivos validan su valor predictivo positivo (VPP) del 88% para identificar patología glútea confirmada por resonancia magnética (RM)8.
Palpación del trocánter mayor
Aunque frecuentemente utilizado, su especificidad alcanza solo el 47% debido a la superposición anatómica con estructuras adyacentes8. Sin embargo, muestra una sensibilidad del 80% cuando el dolor se localiza en el tercio posterior del trocánter, zona de inserción del glúteo medio3,8.
Prueba de Trendelenburg modificada
La versión dinámica con apoyo monopodal prolongado (30 segundos) incrementa la especificidad al 73% frente al 69% de la prueba clásica8. Se considera positivo si ocurre:
Ecografía musculoesquelética (MSKUS)
La modalidad portátil de elección para evaluación dinámica, con protocolos estandarizados:
Estudios comparativos demuestran una concordancia del 89% con RM en la identificación de desgarros completos, aunque su precisión disminuye al 74% en lesiones parciales5. La ventaja radica en su capacidad para evaluar vascularización mediante Doppler power, identificando zonas de neovascularización patológica5.
Resonancia magnética (RM)
Considerada gold standard, utiliza secuencias T2 con supresión grasa para detectar:
Electromiografía dinámica (EMG)
Utilizada en casos complejos, cuantifica la activación muscular durante:
Análisis biomecánico computarizado
Sistemas 3D de captura de movimiento identifican alteraciones sutiles:
Estos parámetros predicen con 82% de precisión el riesgo de progresión a artrosis coxofemoral en 5 años5.
El algoritmo diagnóstico propuesto combina:
Estudios longitudinales demuestran que este enfoque multinivel reduce los diagnósticos erróneos en un 37%, particularmente en diferenciar radiculopatías lumbares de tendinopatías glúteas1,8.
La comprensión integral de la biomecánica glútea y el dominio de técnicas diagnósticas avanzadas son pilares en el manejo de patologías de cadera. La integración de pruebas dinámicas como el RIR con modalidades de imagen de alta resolución permite estratificar con precisión la severidad de la afectación glútea, guiando intervenciones tempranas que previenen complicaciones degenerativas. Futuras investigaciones deberán optimizar los protocolos de ultrasonido para diferenciar estadios tempranos de tendinosis, así como validar biomarcadores electromiográficos que predigan la respuesta a tratamientos conservadores.
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