En esta ocasión hablaremos del músculo deltoides.
El músculo deltoides es un gran músculo de forma triangular que se encuentra sobre la articulación glenohumeral y que le da al hombro su contorno redondeado.
Su nombre proviene de la letra griega ‘delta’ (Δ), que tiene la forma de un triángulo equilátero.
Consta de 3 porciones distintas que comúnmente se las denomina cabeza anterior, media o lateral y posterior.
Cada uno de estos tres haces del deltoides tiene un origen diferente:
Esta zona naranja, es la parte clavicular o cabeza anterior, se origina en la superficie superior y el borde anterior del tercio lateral de la clavícula.
Esta parte amarilla es la zona acromial o cabeza media surge del margen lateral y la superficie superior del acromion de la escápula.
y esta zona en verde, es la parte espinal escapular o cabeza posterior, se origina en el 1/3 lateral de la espina de la escápula, en la cresta.
Todos los haces convergen en un punto de la cara lateral del tercio medio del húmero, en lo que se llama “V deltoidea”.
Vamos a ver cómo funciona el deltoides:
Cuando los tres haces trabajan juntos, llevan a cabo la abducción del brazo, es decir lo abren alejándolo de la línea media cuerpo.
Aquí, es en particular la porción central, la responsable del movimiento, mientras que las porciones anterior y posterior estabilizan el hombro.
Además, la porción anterior produce una antepulsión y una rotación interna del hombro.
La parte posterior, además de la abducción que habíamos dicho antes, produce una retropulsión y una rotación externa del hombro.
Vamos a ver la inervación del deltoides.
La inervación de este músculo la lleva a cabo el nervio axilar o también se llama nervio circunflejo. Es un nervio raquídeo mixto que surge del cordón posterior del plexo braquial. Contiene fibras de las raíces espinales C5 y C6.
Importancia Clínica en Patologías y Lesiones del Deltoides
Las patologías que afectan al músculo deltoides pueden comprometer significativamente la funcionalidad del miembro superior, manifestándose como dolor, debilidad muscular y limitación de movilidad. Entre las afecciones más relevantes se encuentran las rupturas musculares, la atrofia neurogénica, los síndromes miofasciales y las calcificaciones post-traumáticas.
Las rupturas del deltoides, aunque menos frecuentes que las del manguito rotador, pueden producirse por traumatismos directos, sobreuso crónico o como complicación iatrogénica tras intervenciones quirúrgicas en el hombro. Particularmente relevantes son las rupturas de la porción anterior tras abordajes quirúrgicos deltopectorales extensos o mal planificados. La integridad del deltoides resulta crítica tras procedimientos como artroplastias de hombro, donde una insuficiencia de este músculo puede comprometer gravemente el resultado funcional, especialmente en prótesis inversas donde el deltoides asume la función principal como motor del hombro.
La atrofia del deltoides secundaria a compromiso neurológico, particularmente por lesiones del nervio axilar, representa una entidad clínica significativa. El nervio axilar, rama terminal del fascículo posterior del plexo braquial (C5-C6), puede lesionarse en luxaciones anteriores de hombro, fracturas del cuello quirúrgico del húmero o como complicación quirúrgica. La denervación resultante produce atrofia muscular progresiva, especialmente visible en la porción media, generando el característico “signo del hachazo” en el contorno lateral del hombro. Esta atrofia compromete la capacidad de abducción activa, manifestándose como debilidad significativa por encima de los 15° de elevación.
Los síndromes miofasciales que afectan al deltoides representan una causa frecuente de dolor regional en el hombro, frecuentemente infradiagnosticados o confundidos con patología tendinosa subyacente. Los puntos gatillo miofasciales, especialmente en la porción anterior y media del deltoides, generan patrones de dolor referido característicos que pueden simular patologías articulares o tendinosas. La identificación precisa de estos puntos gatillo mediante palpación sistemática resulta fundamental para un tratamiento dirigido efectivo.
El conocimiento de la inervación específica de cada porción del deltoides adquiere relevancia clínica tanto en la interpretación de patrones de debilidad selectiva como en el diseño de intervenciones terapéuticas. Mientras que la porción anterior y media reciben inervación predominante del nervio axilar anterior, la porción posterior recibe principalmente inervación del ramo posterior del nervio axilar. Esta distribución neural explica por qué ciertas lesiones del nervio axilar pueden afectar selectivamente a determinadas porciones del músculo.
Pruebas Diagnósticas de Precisión para el Músculo Deltoides
Evaluación Clínica Mediante Tests Específicos
La evaluación clínica del deltoides debe comenzar con una inspección detallada, buscando asimetrías, atrofias localizadas o alteraciones del contorno muscular normal. La palpación sistemática permite identificar puntos dolorosos específicos, bandas tensas miofasciales o defectos musculares sugestivos de rupturas.
La Prueba de Fuerza del Deltoides Anterior evalúa específicamente la función de la porción clavicular. Se realiza con el paciente sentado o de pie, con el brazo flexionado a 90° y ligeramente rotado internamente. El examinador aplica resistencia en dirección posterior mientras el paciente intenta mantener la posición. La debilidad o dolor durante esta maniobra sugiere compromiso de la porción anterior del deltoides o de su inervación.
La Prueba de Abducción Resistida evalúa primariamente la porción media del deltoides. Con el paciente sentado o de pie, el brazo se posiciona en abducción de 90° con rotación neutra del hombro. El examinador aplica resistencia en dirección caudal mientras el paciente intenta mantener la abducción. Esta prueba debe interpretarse considerando la contribución sinérgica del supraespinoso, especialmente en los primeros 30° de abducción.
La Prueba de Fuerza del Deltoides Posterior se realiza con el paciente en sedestación o bipedestación, con el hombro en extensión de 30° y rotación externa. El examinador aplica resistencia en dirección anterior mientras el paciente intenta mantener la posición. La debilidad o dolor durante esta maniobra sugiere compromiso de la porción posterior del deltoides o de su inervación específica.
El Test de Drop Arm modificado para el deltoides evalúa la integridad funcional global de este músculo, particularmente relevante en casos de sospecha de compromiso neurológico. El paciente debe mantener el brazo en abducción de 90° tras haberlo posicionado pasivamente; la incapacidad para mantener esta posición o el descenso brusco del brazo sugiere debilidad significativa del deltoides, diferenciándose del Drop Arm clásico para el supraespinoso por el grado de abducción evaluado.
La Prueba de Provocación de Puntos Gatillo identifica focos miofasciales específicos en el deltoides. Mediante palpación perpendicular con presión gradualmente creciente, se localizan bandas tensas con puntos hiperirritables que reproducen el dolor referido característico. Esta evaluación debe ser sistemática, abarcando las tres porciones del músculo, con especial atención a zonas típicas como la unión musculotendinosa y la zona de transición entre porciones.
Técnicas de Imagen para el Diagnóstico Preciso
Las técnicas de imagen constituyen herramientas fundamentales para complementar la evaluación clínica del deltoides, permitiendo objetivar alteraciones estructurales específicas y cuantificar el grado de afectación muscular.
La ultrasonografía representa una modalidad diagnóstica accesible, dinámica y no invasiva para la evaluación inicial del deltoides. Permite visualizar en tiempo real la arquitectura muscular, detectando alteraciones como rupturas, hematomas intramusculares, calcificaciones o cambios degenerativos. Los transductores de alta frecuencia (7-12 MHz) proporcionan excelente resolución para estructuras superficiales como el deltoides. La valoración ecográfica debe incluir exámenes en los planos longitudinal y transversal de las tres porciones musculares, así como estudios dinámicos durante movimientos específicos del hombro. Los criterios ultrasonográficos de patología incluyen alteraciones en la ecogenicidad muscular normal, discontinuidades fibrilares en casos de ruptura, colecciones líquidas en lesiones agudas o atrofia con infiltración grasa en lesiones crónicas o denervación prolongada.
La resonancia magnética (RM) constituye la técnica de imagen de elección para la evaluación exhaustiva del deltoides, proporcionando imágenes multiplanares con excelente resolución de contraste que permiten caracterizar con precisión tanto la estructura muscular como sus relaciones anatómicas. Las secuencias ponderadas en T1 ofrecen detalle anatómico óptimo, mientras que las secuencias ponderadas en T2 con supresión grasa resultan especialmente sensibles para detectar edema, inflamación o lesiones agudas. En casos de sospecha de denervación, las secuencias STIR (Short Tau Inversion Recovery) pueden mostrar señal hiperintensa característica en fases agudas, mientras que secuencias T1 evidencian infiltración grasa en denervaciones crónicas. La RM permite además evaluar el trayecto y características del nervio axilar, especialmente con protocolos neurográficos específicos, resultando crucial en casos de sospecha de neuropatía compresiva o traumática.
La electromiografía (EMG) aporta información valiosa sobre la función neuromuscular del deltoides, permitiendo diferenciar entre patología muscular primaria y compromiso neurológico. El estudio electromiográfico del deltoides debe incluir evaluación de las tres porciones musculares mediante electrodos de aguja, siguiendo referencias anatómicas precisas. Los patrones EMG patológicos incluyen potenciales de fibrilación y ondas positivas agudas en denervaciones agudas, o potenciales de unidad motora polifásicos de amplitud aumentada y duración prolongada en procesos de reinervación. La actividad espontánea limitada a una porción específica del deltoides puede orientar hacia lesiones parciales del nervio axilar, mientras que compromiso global sugiere lesiones proximales de este nervio.
Implicaciones Clínicas de las Variaciones Anatómicas
Las variaciones anatómicas del deltoides, aunque menos frecuentes y documentadas que las de otros músculos del miembro superior, pueden tener implicaciones clínicas significativas que deben ser consideradas en la evaluación diagnóstica y planificación terapéutica.
Una variación relevante es la presencia de separaciones anatómicas acentuadas entre las tres porciones del deltoides, que pueden manifestarse como hendiduras profundas, particularmente entre las porciones anterior y media. Estas separaciones pueden confundirse con defectos traumáticos durante la exploración física o en estudios de imagen, conduciendo a diagnósticos erróneos de ruptura muscular parcial. El conocimiento de estas posibles variantes anatómicas resulta fundamental para evitar intervenciones innecesarias.
Otra variante significativa es la presencia de fascículos accesorios, particularmente un cuarto fascículo profundo originado en el borde lateral de la escápula, que puede tener implicaciones biomecánicas específicas. Durante evaluaciones quirúrgicas o estudios de imagen, estos fascículos accesorios pueden confundirse con otras estructuras musculares como el supraespinoso, potencialmente complicando la interpretación anatómica correcta.
La variabilidad en los patrones de inervación del deltoides también merece consideración clínica. Aunque típicamente recibe inervación exclusivamente del nervio axilar, se han descrito casos con contribuciones adicionales del nervio supraescapular o ramas directas del fascículo posterior del plexo braquial. Estas variantes tienen implicaciones importantes para la interpretación de estudios electromiográficos y para la planificación de abordajes quirúrgicos, particularmente en procedimientos de reanimación muscular tras lesiones neurológicas.
Conclusión
El músculo deltoides constituye una estructura anatómica de significativa relevancia clínica cuya evaluación precisa requiere un conocimiento profundo tanto de su anatomía y biomecánica como de las metodologías diagnósticas específicas disponibles. Su papel fundamental en los movimientos del hombro lo convierte en un componente crítico para la funcionalidad del miembro superior, mientras que su prominencia anatómica facilita su exploración clínica directa.
El diagnóstico preciso de las patologías del deltoides debe fundamentarse en una combinación estratégica de evaluación clínica exhaustiva y técnicas de imagen complementarias. Las pruebas clínicas específicas para cada porción muscular proporcionan información valiosa sobre la función selectiva, mientras que técnicas como la ultrasonografía y resonancia magnética permiten caracterizar con precisión las alteraciones estructurales subyacentes. El estudio electromiográfico complementa este abordaje, facilitando la diferenciación entre patología muscular primaria y compromiso neurológico.
La identificación y comprensión de las variaciones anatómicas del deltoides trasciende el ámbito académico para impactar directamente en la práctica clínica, particularmente en contextos quirúrgicos y rehabilitadores. El conocimiento detallado de estas posibles variantes resulta esencial para prevenir diagnósticos erróneos, planificar adecuadamente intervenciones quirúrgicas y optimizar los resultados terapéuticos en pacientes con patologías que afecten a este músculo fundamental para la funcionalidad del hombro.
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