Durante este video vamos a hablar del recto anterior del abdomen. En realidad, son dos músculos que se sitúan en la pared anterior del abdomen y ambos lados de la línea alba.
Es un músculo poligástrico ya que está dividido en segmentos por la presencia de 2, 3 o más bandas fibrosas transversales que son estas intersecciones tendinosas. La intersección más constante se sitúa a nivel del ombligo y la más superior a nivel de la apófisis xifoides y entre las dos, suele haber una tercera intersección que a veces está incompleta. La presencia de intersecciones por debajo del ombligo es menos frecuente.
En las personas musculadas, las intersecciones tendinosas se les nota muy bien en el abdomen dando lugar a la codiciada tableta.
Se origina en la cresta del pubis y en los ligamentos de la sínfisis púbica, luego asciende verticalmente para insertarse en la apófisis xifoides del esternón y en los cartílagos costales 5, 6 y 7.
El borde interno del músculo es más o menos rectilíneo, mientras que el borde externo, dibuja una línea curva que es la línea semilunar de Spiegel.
Los rectos anteriores no tienen aponeurosis propia como hemos visto en los otros músculos de la pared anterior del abdomen.
Lo que sucede es que están envueltos por las hojas anteriores y posteriores de la vaina de los rectos.
Volvemos a repasar rápidamente cómo está formada esta vaina.
La capa más profunda de la pared anterior del abdomen es la fascia transversalis. Por encima de ella tenemos la aponeurosis del transverso abdominal con su hoja posterior y su hoja anterior.
Estas fibras son del recto abdominal.
Esta línea de ruptura es la línea arqueada. Por encima de esta línea el transverso pasa por detrás del recto abdominal.
Cuando estamos por debajo de la línea arqueada, el transverso pasa por delante del recto abdominal.
Superficialmente al transverso, transcurre el oblicuo interno con su aponeurosis, que también tiene una hoja posterior y una hoja anterior.
Al llegar al borde lateral del recto abdominal la hoja anterior contribuye a formar la parte delantera de la vaina del recto y la hoja posterior contribuye a formar la parte de atrás de la vaina. Debajo del arco de Douglas o línea arqueada, la aponeurosis del oblicuo interno pasa como una sola lámina anterior al recto abdominal.
Así que por debajo de este nivel, la vaina posterior de los músculos rectos se rompe bruscamente y solo nos queda la fascia transversalis antes del peritoneo.
Ahora vamos a ver su función.
El músculo recto anterior del abdomen es un potente flexor del tronco y por consiguiente de la columna vertebral, acercando la sínfisis púbica y el esternón.
También ayudan en la retroversión pélvica. Y desempeña un papel importante en la respiración cuando se exhala con fuerza.
Ayuda a crear presión intraabdominal pero su papel no es tan importante como el de los músculos anchos del abdomen.
Y por último vemos su inervación.
El recto abdominal está inervado por los ramos anteriores de los 6 últimos nervios torácicos.
Crunch abdominal
Abdominales inferiores
Abdominales en V
Plancha
Consejos para una ejecución efectiva
Recuerda que para obtener resultados visibles, es importante combinar estos ejercicios con una dieta equilibrada y un entrenamiento cardiovascular regular.
El músculo recto mayor del abdomen (RA) constituye un pilar fundamental en la estabilidad del core abdominal, influyendo directamente en la biomecánica postural, la función respiratoria y la protección visceral. Su disfunción se asocia con el 42% de los casos de dolor abdominal crónico de origen parietal y con el 68% de las diástasis patológicas postparto. Los avances en ultrasonografía dinámica y técnicas de medición estandarizadas han permitido cuantificar su integridad estructural con precisiones del 89-94%, estableciendo nuevos estándares diagnósticos.
La diástasis de rectos (DRAM), definida como una separación intermuscular >20 mm en la línea alba2,3, altera la distribución de fuerzas intraabdominales, incrementando un 53% el riesgo de hernias umbilicales y provocando inestabilidad lumbopélvica6. En mujeres posparto, su prevalencia alcanza el 60%, correlacionándose con dolor lumbar incapacitante y disfunción del suelo pélvico3. Estudios australianos demuestran que mediciones >25 mm mediante calibradores predicen fallas en la rehabilitación conservadora con 78% de precisión3.
La DRAM patológica genera un “efecto domo” durante la contracción, donde la línea alba protruye ante aumentos de presión intraabdominal. Este fenómeno, visible en ecografía M-mode, reduce un 30% la eficacia de los ejercicios tradicionales de core, requiriendo abordajes terapéuticos personalizados3,6.
El RA es fuente común de dolor referido somático, simulando patologías viscerales. Los puntos gatillo en sus inserciones costales irradian dolor al epigastrio, mientras las lesiones distales afectan la región suprapúbica5. El test de Carnett, con una sensibilidad del 85%, diferencia etiologías parietales de viscerales: el dolor que persiste o aumenta durante la contracción abdominal (positivo) indica afectación muscular, mientras su disminución sugiere origen intraabdominal5.
En deportistas, las lesiones por sobreuso del RA representan el 18% de las consultas por dolor abdominal agudo. Los desgarros grado II-III, identificados por ecografía point-of-care (POCUS), requieren tiempos de recuperación de 4-12 semanas, dependiendo del porcentaje de fibras afectadas1.
Estudios canadienses vinculan la reducción del grosor del RA (<0.97 cm en mujeres, <1.15 cm en hombres) con sarcopenia generalizada y mortalidad aumentada en pacientes críticos4. La medición ecográfica a nivel umbilical correlaciona con el área transversal en TC (r=0.89), validándose como marcador pronóstico en oncología y geriatría4.
En DRAM, la MSK-US cuantifica la distancia inter-rectos (DIR) en tres niveles: supraumbilical, umbilical e infraumbilical. DIR >22 mm en cualquier nivel justifica intervención3.
Las inyecciones de anestésico/esteroide en planos fasciales del RA, realizadas bajo POCUS, logran mejoría sintomática en 92% de neuralgias abdominales crónicas. La técnica requiere penetración precisa hasta la capa posterior del RA, evitando la penetración peritoneal.
Corrección Quirúrgica de DRAM26
En diástasis >35 mm refractarias, la plicatura laparoscópica restaura la DIR a <15 mm en 94% de casos, utilizando mallas absorbibles que preservan la vascularización. Estudios alemanes reportan reducción del dolor lumbar del 72% a los 6 meses postintervención.
La evaluación integrada del RA combina pruebas clínicas validadas (Carnett) con tecnologías cuantitativas (MSK-US, calibradores), permitiendo un abordaje personalizado de sus patologías. La estandarización internacional de puntos de corte diagnósticos y el desarrollo de algoritmos basados en inteligencia artificial para análisis ecográfico automatizado emergen como futuras prioridades de investigación.
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